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Ceremonia de boda personalizada

El pasado 18 de octubre tuve el enorme placer de oficiar la boda personalizada de Frederic y Mónica en la Sala Vivaldi de Barcelona. Y cuando digo “placer”, lo digo con todas las letras: fue una celebración que resume a la perfección lo que me apasiona de este trabajo. Porque no se trató de una ceremonia estándar, ni de un ritual repetido mil veces… No, fue su ceremonia, única, hecha a medida, construida a partir de su historia y de todo lo que los hace especiales.

Cómo preparar una boda personalizada

Desde el primer encuentro con ellos tuve claro que su amor merecía ser contado con humor, con emoción y con verdad. Me senté con Frederic y Mónica, me enteré de cómo se conocieron, de sus locuras compartidas, de esas anécdotas que solo entienden ellos y, por supuesto, también conocí a sus familias: las que los han visto crecer y las que han acompañado cada paso hasta llegar a este “sí, quiero”. Solo así puede hacerse una boda personalizada.

Escribir el guion y ensayar, ensayar y ensayar

Así que el día de la boda no me limité a leer un guion. Lo que hice fue contar su película. Y como buen monologuista, mezclé risas, miradas cómplices y algún que otro momento de nudo en la garganta. Recordamos cómo empezó todo, celebramos lo que han construido juntos y nos reímos de esas pequeñas manías que hacen que una pareja sea realmente una pareja. Su gente se sintió parte del relato, porque lo eran. Familiares y amigos se reconocieron en las historias y participaron con emoción y sonrisas. Y ese es el objetivo: que nadie se quede simplemente mirando, que todos vivan la experiencia.

Al finalizar la ceremonia, mientras los aplausos todavía sonaban, varias personas se acercaron a decirme que nunca habían estado en una boda tan personal, tan cercana, tan “ellos”. Ese es mi combustible: hacer que cada pareja pueda mirarse y pensar “esto ha sido nuestro, y solo nuestro”. Esto es, ni más ni menos, una boda personalizada.

Si estás preparando tu boda y te imaginas una ceremonia que cuente vuestra historia de verdad —la bonita, la divertida y la imperfecta—, estaré encantado de acompañaros. Juntos le daremos forma a un guion que hará reír, emocionar y, sobre todo, recordar. Porque casarse no es seguir un protocolo: casarse es celebrar quiénes sois y lo que os une.

Para saber cómo suelo trabajar, aquí tienes algunos videos míos:

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Y si quieres, yo estaré ahí para contarlo como se merece. ¿Lo hacemos?

La sala vivaldi es ideal para este tipo de ceremonias:

Un monólogo para despedida de soltera de Gemma

Cuando las amigas de Gemma me llamaron para preparar un monólogo para despedida, supe que tenía que ser algo especial. Querían una sorpresa diferente, algo que hiciera reír a la futura novia y que quedara en el recuerdo. Además, la celebración iba a ser en una casa rural en el Delta, lo que le daba un toque aún más especial.

monólogo para despedida de soltera

Lo primero que hice fue investigar sobre Gemma: su historia de amor, cómo había conocido a su pareja, anécdotas divertidas y, por supuesto, cómo era ahora su vida con su hijo. Con esa información, creé un monólogo lleno de humor, complicidad y algunos momentos emotivos. Porque una despedida de soltera también es una celebración de todo lo que ha vivido hasta ahora.

El día del evento, la casa rural estaba llena de amigas con ganas de fiesta. Me recibieron con cócteles y risas, el ambiente era increíble. Cuando empecé el monólogo, todas estaban atentas, esperando esas historias que solo las que mejor conocen a Gemma podían entender. Hablé de cómo sigue siendo la misma de siempre, pero ahora con una mano en el cochecito del niño y otra respondiendo mensajes de la boda. De sus intentos de mantener la calma mientras organiza el evento del año, y de cómo su pareja aún no sabe distinguir entre «blanco roto» y «marfil» en la decoración.

El monólogo funciona: todas se morían de risa

Las carcajadas fueron imparables, sobre todo cuando mencioné anécdotas que solo su grupo de amigas podía haberme contado. Y cuando dije que este monólogo para despedida era la mejor manera de celebrar la ocasión, todas asintieron, porque sabían que no había mejor forma de homenajear a Gemma.

Al final, la novia me abrazó emocionada y agradeció a sus amigas por haber pensado en algo tan divertido y diferente. Y yo me fui con la sensación de haber sido parte de una noche inolvidable. Porque cuando algo se hace con humor y cariño, siempre funciona.

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