Felipe y Angelines cumplían a finales de mayo 50 años de casados. ¡50 años! Pocas parejas consiguen llegar tan lejos. Pero son poquísimas las que lo hacen no por la fuerza de la costumbre, por inercia o por pereza, si no por amor. Ellos son ese tipo extraño de pareja.
Sus hijos, a los que por culpa del Covid no veían desde hacía casi un año, lo prepararon todo para que su 50 aniversario fuera tan especial como su primera boda. Después de tanto tiempo, podrían juntarse, gracias a la vacuna.
Mónica, su hija contactó conmigo para organizar el evento. Pero teníamos un pequeño problema: ¿Cómo podíamos conseguir que fuera una sorpresa para ambos y sonsacarles información para el monólogo sin que sospecharan?
Se nos ocurrió una idea genial: los llamaría a ambos haciéndome pasar por alguien del departamento de protocolo de su ayuntamiento, diciéndoles que organizábamos un acto con todas las parejas que cumplían 50 años en Sant Boi. La idea era conseguir información a partir de esa excusa.
Y vaya si la conseguí!! Angelines no soportaría un interrogatorio de tercer grado, ni siquiera de segundo. Me contó su vida entera por teléfono, mientas yo hablaba por whatsapp con sus hijos.
El monólogo personalizado empezó mucho antes del día de la celebración! Gracias a esa llamada, tuve muchísima información de primerísima mano, claro.
Escribir el guion del monólogo personalizado fue de este modo, más fácil.
Llegó el día señalado y la pareja llegó a casa de su hijo acompañado del yerno. Habían decorado el patio como si fuera un altar, estaba todo precioso. El día también acompañaba.
De lo primero que me di cuenta es que no me habían mentido sobre el humor que gastaba Felipe; siempre de buen humor, siempre apuntándose a un bombardeo. Aunque Angelines no se quedaba atrás; durante la conversación telefónica, le comenté que una de las parejas que hacía 50 años de casada era de Burkuna Faso, y que haríamos la ceremonia según su tradición, con baile africano incluido. Angelines ni se inmutó, le pareció perfecto.
El monólogo personalizado tuvo su parte divertida, recordando sus múltiples aventuras y anécdotas, pero también momentos emotivos: hay mucho amor y respecto en esos 50 años.
Me explicaron su secreto: ceder, escuchar, respetar. Y querer, querer, querer.
Como Angelines nunca deja acabar las frases de Felipe, yo añadí que quizá el secreto era tener siempre algo que decir y que la manera que ha conseguido Felipe eso es con las continuas interrupciones de Angelines; siempre le queda media frase en el tintero par el día siguiente.
Al final les propuse unos votos y quedamos para celebrar los próximos 50 años de casados, en el mismo sitio y a la mismo hora, el 30 de mayo del 2071. Creo que ese día no tendré ningún monólogo personalizado programado…


