Una despedida de soltera

Hoy el monólogo personalizado es en homenaje a una mujer, a una mujer que se casa.

Aunque ella es del Baix Llobregat, el amor llamó a su puerta en Pamplona. Y lo gordo no es que su novio sea de Pamplona, si no que además se han quedado a vivir allí.
Es más frío, llueve más, pero es lo que se necesita para que el verde sea más verde, según Imma.
Reconozco que hoy estoy especialmente nervioso. Y es que Imma, la señora que se casa, es actriz. Es del ramo y eso siempre impone respeto.
Da clases de teatro gestal en Pamplona. Vaya que es actriz y además, lo extraordinario, es que encima vive de esto.
Ya sabéis que la mayoría de actores y actrices viven de cualquier otra cosa, menos del teatro.
Su historia de amor es tan bonita que no solo se merece un monólogo, si no dos. Es como una película. No os la voy a contar, por que no se trata de eso, verdad? Pero de verdad que es muy chula.
Casualmente, durante mis horas de investigación previas a preparar el monólogo, encuentro buceando por internet una entrevista que le hicieron a Imma en un periódico de Pamplona al poco de instalarse allí y comenzar a dar clases. ¡Es oro puro!
Toda la información que he recibido viene de parte de sus hermanas, que desconocen esa entrevista. Así que obtengo información que va a sorprender, no solo a Imma, si no a mis informantes. Esto es genial.
Hace que la única cara de sorprendida no sea la de ella, si no la de todo el mundo. ¡Me encanta mi trabajo!
Cierro el guión convencido de tener un buen texto. Dudo de algunos gags, pero creo que tengo otros muy buenos. En los ensayos, algunos de los gags de los que dudaba, me convencen, funcionan, y en cambio, otros en los que creía totalmente en el papel, se van, directamente.
Las hermanas me dicen que irán todas vestidas de San Fermines, por lo de Pamplona, me apunto al carro y subo al escenario con un pañuelo rojo. Tampoco es cuestión de vestirme todo de blanco, que con lo desastre que soy, en 10 minutos estaré lleno de manchas.
Con la excusa de los san fermines, empiezo de una manera arriesgada: con mímica, me atrevo entre tras cosas, porque creo que una persona del gremio apreciará el riesgo.
¡Funciona! que la gente espere un monólogo y que te subas y empieces 5 minutos en silencio… bueno, pues sí! ha funcionado! Luego recupero el habla, claro, pero ya las tengo en el bolsillo, ya se ha creado complicidad y risas.
El resto del monólogo es un camino plácido de humor, hasta que llego al momento en que se conocieron, y consigo sacar algunas lagrimitas… pero bonitas, eh!
Acabamos como veis en la foto, abrazados y contentos. Que te abracen y te aplauden al final de tu trabajo… es… como otra cosa en la que también te abrazas.