Los monólogos a domicilio, como indican su nombre, pueden llevarte a cualquier sitio, a cualquier lugar. Esa es parte de la aventura. Pero solo una parte…
Ciertamente el sábado 20 de julio no esperaba actuar en las montañas que separan Mataró, en el Maresme, del Vallés. Pero a si fue. A petición de Cati, que me conoció por una gran agencia de contratación: https://entretenemos.com
Su marido cumplía 50 años y quería organizar un gran cumpleaños. Entre otras cosas, porque el cumpleaños de ella ha´bia sido hacía poco, y su marido, JR, le había organizado una gran fiesta. Lo mínimo era estar a la altura. Bueno y también por que le quiere, claro.
Cuando Cati recibió mi cuestionario, se quedó perpleja. ¿De verdad necesitas saber todo esto sobre mi marido para hacer el monólogo? Es algo que a veces me preguntan. Cuanta más información me den, más personalizado puede ser el monólogo. Me puedo apañar con poco, claro, y entonces utilizaré mi intuición y hablaré más de temas generales. Pero creo que el esfuerzo que os pido, vale la pena!
A veces, con la información que recibo, puedo completar piezas del puzle que ni la propia pareja o familia sabía. Esto pasó en este caso. Cati me dijo que JR había viajado mucho durante la mili, que había estado en Nueva Orleans y en algunas ciudades de Europa.
Algunos de vosotros no sabréis ni lo que es la mili, por suerte, pero a los que os suena, seguro que os suena raro eso de poder viajar tanto. No era precisamente una agencia de viajes.
Resultó que Jr había estado en la armada. Crucé datos y al final deduje en barco había servido, y el porque de sus viajes. Esto su mujer, no lo sabía, ni siquiera sus hijos. Ya se sabe, cuando alguien empieza a explicar batallitas de la mili, todos a su alrededor cierran los oídos.
Pero la historia era interesante, y monté unos 10 minutos de monólogo al respecto. Nadie podía creérselo, su mujer le miraba, me miraba a mi y solo podía llegar a una conclusión: este tío es humorista y brujo!
Antes de subir al improvisado escenario, hablé un poco con los hijos y con algunos amigos, algo saqué también de todo eso. Cuanto más trabajas, más capacidad tienes para la improvisación y los gags vienen solos. ¡Esto empieza a ser una enfermedad!
De hecho uno de los amigos subió y me presentó. Cuando me encaramé, tenía a todo el público, unas 50 personas, aplaudiendo. Estábamos al aire libre, pero con mi equipo de sonido portátil se escuchaba bastante bien.
La gente del restaurante fue muy amable conmigo y nos ayudó en todo lo que pudo. Además, hacía buena pinta, aunque está bien escondido: http://tarannamataro.com/#
La verdad es que se nos hizo corto, tanto a mí como al público, y eso que estuve unos 50 minutos! También es verdad que como todo funcionaba muy bien, improvisé bastante, no puedo evitarlo.
Aplausos, risas y un coro repitiendo: ¡Qué lo repita, qué lo repita! Fue increíble! No me canso de decirlo: ¡Me encanta mi trabajo!