Esta mañana estaba en casa, pensando en mis cosas e intentado resolver algunas dudas:
A los peces, ¿les escuecen los ojos en el mar?
¿Para que sirve el deporte?
Si el electrón puede comportarse como onda y como partícula, ¿no será que las partículas y las ondas son lo mismo?
En fin, mis cosas. De repente, me suena el teléfono (perdón por la redundancia, el teléfono siempre suena de repente)
Me llama una señora que se llama, cuidadín: Felicidad!!! ole tú. Que nombre tan bonito y tan pleno, da para mucho: Felicidad, no llores!!! Me ha llamado la felicidad por teléfono…
En fin, me pide si puedo hacer un monólogo personalizado sobre su hermana. Claro, por supuesto. Su hermana tiene un nombre mucho más normal: Esther. Comparado con el suyo, decepciona un poco… Le pregunto que fecha había pensado. Me contesta, tan feliz (lo captáis , no?) pues para esta noche.
Ostras!! Esto si que es un reto. Nos ponemos en seguida manos a la obra. Dejo todo lo que estoy haciendo y seguimos hablando, ahora ya con el portátil delante para tomar notas sobre la vida de su hermana. Es funcionaria trabaja en la seguridad social, ha viajado a la China, donde conoció a su marido, que es funcionario de hacienda… uno de la seguridad social y otro de hacienda: la pareja perfecta para un autónomo. El monólogo va a ser de riesgo total!!!
Al construir su historia, veo una persona fuerte, decidida, valiente. Una vida interesante, aunque después de tantos monólogos, se que no hay vidas insulsas, hay miradas incompletas.
Apenas como, estoy tan nervioso como mi primera vez (que subo a un escenario) Dedico la tarde a ensayar, mi método es sencillo: me grabo en video, me veo, me vuelvo a ver… suerte que me caigo bien, si no este trabajo sería insoportable…
Finalmente, creo estar listo, aunque nunca se está listo del todo. Tengo un guión que parece funcionar, me lo se, lo he pulido en el ensayo… ¡Vámonos!
La cita es en Barcelona, cerca de Francesc Macià, en el bar Cambrils. Se dedican a cenas de grupos y eventos cerrados, tiene varias salas. Los dueños son muy majos, me facilitan el trabajo.
Los invitados están picoteando arriba y abajo. Esther me ve llegar y se pregunta quien soy. Me dirijo directamente a su marido, al que le hago preguntas in extremis. Me siento como el estudiante que repasa mientras le entregan el examen.
Pruebo el equipo de sonido y allá voy!!! Empieza el monólogo personalizado. Esther es muy de la broma, y se apunta a un bombardeo. Todo fluye, be water my friend!
Las risas salen solas y como el guión, por falta de tiempo no es muy extenso, aprovecho al máximo todas las intervenciones espontáneas para crear lineas paralelas al guión. ¡Me encanta improvisar!
Eso hace que la tensión y la energía a la que trabaje sea mayor, pero vale la pena, las risas que me dan lo justifican todo.
Al final, quieren que me quede, me he convertido en uno más del grupo, Esther me dice: me conoces más que mi marido!.
Pero la vida sigue, tengo más trabajo… nosd hacemos un selfie, en el que por cierto, quedo fatal y continuamos trabajando y haciendo reír…